La voz y el cuerpo: una ruta alternativa

Pensamiento Crítico.

La voz y el cuerpo: una ruta alternativa.

escribe Paola Grifman

 

Muchas veces lo que se piensa sobre la propia voz resulta uno de los mayores obstáculos a la hora de encarar un trabajo con la misma, ya que estas ideas suelen estar teñidas de preconceptos, que moldean o limitan su crecimiento y la posibilidad de desarrollarla. Lo que pienso sobre mi voz condicionaría mi búsqueda impactando en la forma en que me expreso.

Considero que para entrar en el territorio de la búsqueda vocal y poder acompañar en el camino a una persona en su proceso de investigación y autoconocimiento de su propia voz, es muy importante poder rastrear e indagar qué piensa la persona sobre sobre su voz, y cómo se relaciona con ella.

Ideas tiranas

Mariana quiere trabajar su voz. “Es algo que no voy a lograr pero quiero intentarlo. No sé si podré hacerlo bien”, dice denotando desconfianza. La escucha apagada y hacia adentro. Además cree que es “desafinada”. “La voz es algo que también te puede caracterizar. La mía es muy grave, no llego a cantar nada”, agrega.

En un primer encuentro al finalizar un ejercicio de vocalización, le pregunto cómo se escuchó y ella dice que se escuchó “desafinada”. Le propongo entonces, volver a hacerlo y grabarse para luego escucharlo juntas.

“Pude darle a las notas”, dice entre sorprendida y alegre.

“Antes también”, le digo.

(¿Acaso la idea mental que ella tiene acerca de su canto estaría filtrando la posibilidad de escucharse?)

Grabar algunos momentos de los encuentros comenzó a ser un gran recurso para desmistificar esa idea tirana que no le permitía vivenciar con plenitud su canto.

Sin embargo un nuevo obstáculo aparece en el recorrido. Uno que está más en la base.

Algunos encuentros después Mariana trae muchas canciones que le gustan, pero que “no llega” a cantarlas. “En mi casa las pruebo, desafino y me digo: ni te gastes Mariana, sé realista”. Muchas veces estas ideas que uno tiene sobre sus propias posibilidades, aparecen en forma de esta pequeña e hiriente voz interior que en muchas ocasiones interfiere justo en el momento de tratar de avanzar, desalentando el camino.

Ahora este obstáculo parecía un nuevo desafío a resolver.

Le comento que podemos acomodar las canciones al tono que a ella le queden bien y pueda disfrutar para poder interpretarlas. Acomodar las canciones a ella, no ella a las canciones. Cada voz es única.

A partir de esto aparece un nuevo tema. La relación que ella tiene con su voz “grave”. Un tema a deconstruir con una intensa carga emocional que la acompañó toda su vida. ¿Una mujer con voz tan grave? Ella siempre se sintió que estaba en “falta”. La voz de “mujer” socialmente aceptada y valorada no se parecía a la de ella. Construcciones alrededor de cómo tiene que ser y sonar la voz de una mujer la han condicionado. La han inhibido.

No se trata de moldear la voz a un estereotipo, sino de encontrar la propia forma.

Y hacía allí siguió esta búsqueda.

Una nueva ruta

Durante varios encuentros trabajar acostada con ojos cerrados emitiendo distintos sonidos le resultó favorable para ampliar el enfoque sobre su voz. La ayudó, entre otras cosas, a percibir el movimiento de la misma en su cuerpo, reconocer otras posibilidades sonoras en sus espacios de vibración internos y notar como su respiración se expande. Le resulta placentero “flotar por un rato y disfrutar”. “Siento como si mi cuerpo se estirara a través de mi voz”, dice en una oportunidad.

Otra gran herramienta fue el trabajo con títeres. A través de ellos pudo jugar con sus múltiples voces tanto habladas como cantadas. Ella siente cada vez mayor libertad para explorar de nuevas maneras.

Apoyada en el obstáculo, logra saltarlo…

Mientras su pensamiento se flexibiliza también lo hace su voz. Y a medida que su voz se flexibiliza también el modo de referirse a ella, impactando en su mundo emocional y su disposición corporal. “Creo estar descubriendo una escucha verdadera de mi propio canto. Comencé a sentir mi sonido expandido”, expresa Mariana. Percibe como el trabajo con su voz la ha transformado. Quiere encontrar la mejor versión de su propia voz.

En el camino de desarmar conceptos, miradas y estereotipos sobre las voces, Mariana se da el permiso de elegir con libertad las canciones que le gustan para armarse un repertorio, y no las que le “irían bien para su voz grave”.

Todo esto también la hace reflexionar sobre la importancia de sentirse libre para elegir en general lo que uno quiere.

Otras músicas suenan en estas nuevas rutas de pensamiento.

Un trabajo con la voz enriquece la escucha hacia uno mismo y hacia el entorno, ampliando la mirada, reforzando la propia.

Mariana siente mayor confianza en su voz. Confía en esta nueva ruta y la melodías por vibrar posibles que aún restan por desplegar.

Ahora, con voz propia y espíritu crítico, ella se atreve a interrogarse y cuestionar creencias arraigadas para abrir nuevos sentidos.“Fui construyendo ideas de cómo debería ser mi voz y de cómo me decían que era”. Su propio discurso la limitaba. Ahora puede preguntarse: ¿Y si no fuera así?.


Lic. Paola  Grifman: Psicóloga UBA. Cantante. Docente e Investigadora de la voz, el sonido y el cuerpo. Formada en Técnicas Corporales y Recursos Expresivos. Miembro de la Asociación Argentina de Arteterapia. [email protected] www.patoblues.blogspot.com